El cielo gris cae sobre mi cabeza que han cubierto mil nubes,
el asfalto negro de la ciudad se come mis pasos,
mi sombra se aparta de mi y me hayo solo, sin aire en mi aliento...
La ciudad se mueve entre sus propios fantasmas, sus miedos, su soledad...
Camino sin saber a donde, con la vista perdida,
contando mis pasos, tragandome mis palabras,
escribiendo poemas en las hojas que caen de los arboles,
no tengo aliento, no tengo sombra, no tengo nadie a mi alrededor...
El infierno frio de la ciudad me hace sudar miedo, angustia, dolor,
no me canso de caminar por las ciudades hundidas y perdidas en sus ruinas,
he decidido caminar hasta caer muerto en mis pasos.
Soy un hijo de la noche, soy una sombra entre las tinieblas,
soy un maldito entre los malditos,
soy lo que tengo entre los dientes y mis labios:
Soy Soneillon, el dios del Odio.