Tarde de Mayo
Mis vísceras te extrañan... mi corazón te repudia... ¡Vete! ¡Déjame seguir con mi olvido! ¿No te das cuenta que el tiempo ha demolido nuestra existencia y somos sólo fantasmas de vagos recuerdos? La lluvia amenaza con caer sobre el asfalto negro de la calle, un ambiente gris entra por mis poros... La tinta aún está fresca, me he tatuado el nombre de un espíritu que me protejerá de Ti... ¡Dios! Quiero volver a volar, a oler ese incienso que se eleva hasta tu altar... Líbrame de este tormento taciturno... que el sufrimiento haga pues lo suyo... se abren las compuertas del universo... el polvo cósmico es inhalado... ¡Cuántas nubes! El cielo se comienza a obscurecer, la lluvia no cae... no escucho tu voz... El cielo arde ahora, mis ojos llenos de rabia te buscan para destruir tu mundo, para ver arder tu cuerpo eternamente en el infierno de mi odio y mi desolación... ¡Ven maldito perro! Que te estoy odiando a gritos... que mi amor se extingue y quiero dártelo en un último beso... Respiro hondo, mi muerte va en ese humo blanco, lastímero y que me hace toser... Mis ancestros se han ido a ese cielo inalcanzable... Tú te has hundido en ese infierno cercano a mi vida... Yo floto sinestésicamente en mis palabras, en las imágenes de mi pasado, en el hoyo negro de mi futuro... ¡Basta! Retira tu semen de mis arterias, la música ha terminado... ahora sólo gritos lastímeros de olvido...
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