jueves, 11 de noviembre de 2010

Sin qué pensar...

He creído en un mundo en el que no existo, he caminado por terrenos que son ilusiones de seres fantásticas, he amado una figura que el viento difumina entre los demás. ¿En qué momento me pude ver en tus ojos y dejaste de existir? ¿En qué momento dejé de creer en Ti, en mi mismo? Tal pareciese como si el sol nunca hubiera brillado y toda nuestra vida hubieran sido sólo sombras que se perdieron entre la noche eterna de mi soledad. He dejado que la bestia duerma, ahora soy sólo una hoja seca que mueves a tu antojo. Me estoy convirtiendo en polvo, me esparzo entre tus labios y al besar a otros me borras en casa beso, aunque nunca te haya besado, ni haya tocado tu piel. Aunque jamás te llegue a conocer.

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