Episodios de Apostasía
Dios ha muerto... miren mis manos ¡Yo lo maté! Arderé en el infierno, mi vida fue inmolada mientras lo mataba, mis manos se han manchado de su sangre, Dios no es alguien sobrenatural, es una bizarra concepción de la mente, es la materialización del miedo a la muerte y ¡Yo lo maté! No creo ya en él, no existe ya, mis manos le han asesinado... ¿Dónde estoy? ¿Es ésto acaso el limbo? Aún no he nacido, soy una palabra atrapada en la garganta, soy tinta que espera ser escrita, soy un pensamiento aún sin materializar... ¿Dónde van los deseos no cumplidos? Porque deseo estar clavado en una cruz, beber mi sangre y beber la sangre de la humanidad... Ruptura interna de mi alma, sed insana de penetrar en los abismos de la mente humana, búsqueda eterna de amor en la hierofilia... Quo Vadis Homo? La eterna pregunta, la incóginta divina, el andar del ser humano. Hoy he perdido la fe, no creo en nada, ni en nadie, he renunciado a creer incluso en mi mismo, la fe es peligrosa, creer es debilidad al igual que los sentimientos, la razón no permite ese tipo de vacilaciones... ¡Perdón Señor! ¡He pecado contra el cielo y contra Ti... No merezco llamarme hijo tuyo, ¡Aplaca tu Santa Ira! ¡No me castigues como merezco!... Dios está muerto y yo lo maté... El hombre ha muerto, ha caido en sus redes, Dios y el hombre están muertos... ¡Salvense los que puedan!
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